Una mañana Yuco se despertó y notó algo extraño. Intentó tararear la canción que le cantaba su abuela cuando era muy pequeña pero no pudo. Lo intentó y lo intentó y nada: se le había olvidado. Se puso muy triste y se lo contó a su amigo el contrabajo. Éste le dijo: “Si la canción ha salido de tu cabeza, tiene que haber ido a algún lado. ¡Así que vamos a buscarla!”. La guitarra y las castañuelas se les unieron en su viaje y salieron los cuatro a buscar la canción de la abuela.
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